"Mi propia experiencia me ha demostrado que nadie puede curar su sufrimiento si no lo admite conscientemente y lo expresa".
Anne-Marie Filliozat
Generalmente evitamos los llantos y los gritos, por respeto social, pero,sobre todo, por temor de dejar al descubierto la vulnerabilidad. obramos sin darnos cuenta de que, al ahogar las emociones nos debilitamos. si verdaderamente deseamos dejar de vivir mal, no podemos economizar nuestros desahogos emocionales.
una emoción vivida y expresada no dura, una emoción así pasará a través de usted y lo dejará disponible y lleno de fuerza y energía.
si se siente agobiado por una mala noticia, pues hable de ella y llore si es necesario, si cree que es lo que necesita, concédase el tiempo necesario para que su emoción sea experimentada hasta el límite y no deje que las personas bienintencionadas vengan a usted con el "no pasa nada, no es para tanto" "si no se puede hacer nada, pues para que hablarlo".
Precisamente es cuando más debes hablar, porque la palabra como todas las formas de expresión tiene el poder de curar todos los males del alma, el compartir su carga ya es un paso para aligerarla.
Viva al máximo todas las aflicciones que le impone la vida, pase por la desesperación, la cólera y admita el desaliento del fracaso, deje de jugar a hacerse el duro o de intentar parecer una estatua, no siga actuando como si estuviera por encima de todo, emocionese, viva sus emociones profundamente y estas desaparecen con suavidad, si las rehuye estas permanecerán agazapadas y harán de su ser un ser amargado y atormentado lleno de angustias y depresiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario